Es necesario que el Pastor sea responsable, esforzado, con visión, con un concepto alto de lo que es el ministerio; y que de acuerdo a eso, haga el trabajo. Ese trabajo

ungido, impacta y se impregna en la Iglesia. Todos son bienvenidos. El mensaje bíblico debe ser ofrecido sin acepción de personas: debe llegar al alma, convencer, satisfacer; destruyendo todas las obras del diablo.