Dios proveyó Salvación para nosotros, por Jesucristo; para libertarnos del poder del diablo y de las maldiciones que veníamos arrastrando. Todo el que cree, vive el Evangelio y recibe al Señor;

es transformado, hecho nueva criatura: se convierte en hijo de Dios. Las enfermedades y perturbaciones desaparecen. Si pide perdón y clama a Dios por ayuda, recibe bendición y vida eterna.