La Iglesia está esperando a Cristo. Los que mueren creyendo en Cristo y haciendo su Voluntad, su espíritu y su alma van al Paraíso; hasta que suene la trompeta: sus cuerpos

van a ser resucitados. Los que estemos vivos y en Santidad, seremos revestidos; cuando suene la trompeta. En un instante, los verdaderos cristianos serán transformados y desaparecerán de la Tierra, con Cristo.