Si el Señor nos levanta con los muertos en Cristo, es que estamos aprobados, santificados, redimidos y comprados por la sangre de Cristo; y pertenecemos a la gran Iglesia o Asamblea

de los redimidos de su pueblo. Habrá un gran banquete, para los creyentes. Todos los que se han separado del pecado, tienen un lugar especial en el Cielo: la Nueva Jerusalén, la Santa Ciudad de Dios.