Mientras estamos en este cuerpo, estamos ausentes del Señor. Pero Dios nos ha prometido una gran morada en el Cielo; la cual sabemos que existe, por fe. Morir en Cristo, ya

es ganar la felicidad eterna. Quisiéramos estar ausentes en este cuerpo, y presentes en el Señor. Para entrar al Cielo, hay que vivir conforme a la Palabra de Dios. Son muy pocos, los que van a llegar al Cielo.