La multiplicación habla de crecimiento, de prosperidad, de bienestar, de avance: de fortaleza. Cuando Jesús predicaba, las multitudes se multiplicaban cada día; porque oían una Palabra que les alimentaba el
alma. En el corazón de un verdadero Siervo de dios está: ganar almas para el Reino de los cielos: sin ambiciones, competencias, espíritu de grandeza, ni ambición de riquezas.
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