La Palabra de Dios es una bendición especial: mientras la escuchamos y obedecemos Él nos toca, liberta, sana y bautiza con su Santo Espíritu. Esta Palabra es maravillosa: exhorta, reprende,

enseña, edifica; para andar en rectitud. Hay falsos maestros que introducen herejías: enseñanzas en contra de la Palabra de Dios; esto pecado grave. El que enseña herejías es anatema: maldito.