Es la voluntad de Dios que sus hijos sean bautizados en agua y reciban el Bautismo en el Espíritu santo. Esto hay que creerlo y desearlo, con todo el corazón.

Viviendo en santidad, integridad, perseverando en oración y ruego, se recibe esta unción; que tiene un valor incalculable. De este modo, podemos ser llenos de poder y cubiertos de la gloria de Dios; para trabajar en su Obra.