La palabra Señor, le corresponde sólo a Dios; el Todopoderoso y Omnisapiente. Él se agrada o desagrada hasta de nuestras meditaciones; y no puede ser burlado. Los judíos reconocieron a Nuestro

Señor Jesucristo, como el único que sanó ciegos y paralíticos de nacimiento, a leprosos de su enfermedad: incurable en ese tiempo, el que resucitó a muertos; y calmó una terrible tempestad.