Pablo menciona a Timoteo en su Carta a la Iglesia, a los santos de Corinto. Santos son personas justificadas, que viven apartadas de toda práctica pecaminosa; salvas por fe. Esta salvación

de nuestra alma y perdón de nuestros pecados, es alcanzada por gracia: don inmerecido, recibido como manifestación del amor de Dios. No por obras nuestras, sino la victoria de Cristo en la cruz.