Pablo, señala a la Iglesia de Corinto, su triste situación espiritual: murmuraciones, pleitos, desobediencia, lenguas y profecías falsas, mujeres en rebeldía con la sana doctrina, borracheras, fornicación, adulterios, idolatría. Además, tomaban

la Santa Cena indignamente: en pecado; por eso algunos habían muerto y otros estaban enfermos. Habla de los dones espirituales y el amor.