Pablo encarece, enseña y exhorta a Timoteo sobre el privilegio y exigencia de predicar la palabra de Dios, venciendo tentaciones y aflicciones; a fin de contrarrestar enseñanzas erróneas de falsos

maestros. Sabiendo por esta palabra, que la Salvación se pierde por el pecado, nadie puede hacer santa a una persona después de muerta, y que morir por la causa de Cristo es ganancia.