Simeón y Ana ya eran ancianos, pero estaban en el templo ayunando y esperando la llegada del Mesías. El rey Asa enfermó y buscó a los médicos en vez de

buscar a Dios primero y murió. Pablo y Timoteo también enfermaron, pero no dejaron de hacer la obra misionera. Siempre hay que buscar a Dios primero: reconocer las fallas, orar, buscar la presencia de Dios; y nunca apartarse de Él.