La Palabra de Dios hay que oírla, creer en ella y amarla. El Apóstol Pablo escribe esta Carta desde la cárcel en Roma, donde pelea la batalla de la fe,

contra las potestades espirituales de las tinieblas, que quieren destruir la familia humana. El llamado es para vivir en santidad, esperando la venida de Cristo, Dios Todopoderoso, Juez justo que entregará la corona de vida eterna.