Dios conoce a los que son de Él, los fieles, para arrebatarlos al cielo; lo que les espera es algo maravilloso, inexplicable: recompensa para los que hacen su Voluntad. Vale la

pena trabajar con esfuerzo, con sacrificio, con entrega. Si alguien tiene limitaciones insuperables, para ir a la Obra; puede orar, predicar con su testimonio personal y familiar, ayunar, repartir folletos.