Al Apóstol Pablo, el Señor lo llenó del Espíritu Santo: para enseñar, doctrinar, predicar y establecer Iglesias. Cuando no podía llegar a todos los lugares, Pablo enviaba Cartas; que Dios preservó.

Aquí habla de una vasija de barro; pero llena de la gloria de Dios. La mayoría de las vasijas, vasos o cuerpos están llenos de maldad. Pero hay hombres y mujeres que han creído a Dios.