Los espíritus inmundos o demonios son reales; con una fuerza y poder sobrenaturales, y se meten en el cuerpo de las personas. La mayoría de hombres y mujeres de este

mundo, tienen como su dios, a Satanás: no quieren ni escuchar el evangelio. Sólo el cristiano que ayuna, ora fervientemente y obedece la Palabra de Dios, puede ser instrumento de Dios; para echar fuera los demonios.