Desde el principio, Satanás ataca a la humanidad, pues ella fue creada para adorar a Dios. La única garantía para ir al cielo es obedecer a la Palabra de Dios;

no es pertenecer a ninguna iglesia o religión. El que obedece a Satanás, es de él; esto abre la puerta para que los demonios entren en su vida. Si Cristo entra en una vida: nadie detendrá su éxito y recibirá toda bendición.