Cada año, el penúltimo domingo de octubre ocurre algo especial. El domingo mundial de las misiones une a todos los católicos del mundo en una sola comunidad de Fe para hablar al mundo La Palabra de Dios. En la misa de ese domingo, volvemos a comprometernos con nuestra vocación común, a través del bautismo para ser misioneros, mediante la oración, la participación en la Eucaristía y la donación generosa a la colecta para la Sociedad de Propagación de la Fe.

El mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones de este año reflexiona sobre el tema: "No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hechos 4:20). Nos recuerda que, "como cristianos, no podemos guardar al Señor para nosotros mismos", mientras "recordamos con gratitud a todos aquellos hombres y mujeres que con su testimonio de vida nos ayudan a renovar nuestro compromiso bautismal de ser apóstoles generosos y alegres del Evangelio."  

En la Jornada Mundial de las Misiones, nos unimos a nuestro Santo Padre para apoyar sus misiones. Mientras rezamos y respondemos aquí en casa, compartimos las celebraciones que tienen lugar en todas las parroquias y escuelas del mundo. Juntos, a través de nuestras oraciones y apoyo financiero, llevamos la misericordia del Señor y la ayuda concreta a las comunidades más vulnerables en las misiones del Papa.

En un mundo en el que tantas cosas nos dividen, la Jornada Misionera Mundial se alegra de nuestra unidad como misioneros por nuestro Bautismo, ya que nos ofrece a cada uno de nosotros la oportunidad de apoyar la presencia vivificante de la iglesia entre los pobres y marginados en más de 1.111 diócesis de misión. ¡CON EL CORAZÓN AGRADECIDO POR SU SOLIDARIDAD MISIONERA!