La armadura completa de Dios que los cristianos están llamados a ponerse comprende el Cinturón de la Verdad, la Coraza de la Justicia, el Evangelio de la Paz, el Escudo de la Fe, el Casco de la Salvación y la Espada del Espíritu.La armadura de Dios es una analogía en la biblia que recuerda a los cristianos la realidad de la batalla espiritual y describe la protección disponible para ellos. 

La armadura de Dios en las Escrituras

"Por último, fortaleceos en el Señor y en su poderoso poder. Poneos toda la armadura de Dios, para que podáis enfrentaros a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los gobernantes, contra las autoridades, contra los poderes de este mundo tenebroso y contra las fuerzas espirituales del mal en los reinos celestiales.

"Por tanto, revestíos de toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día del mal, podáis manteneros firmes y, después de haber hecho todo lo posible, resistir. Estad, pues, firmes, con el cinturón de la verdad abrochado a la cintura, con la coraza de la justicia puesta, y con los pies provistos de la prontitud que da el evangelio de la paz.

"Además de todo esto, tomad el escudo de la fe, con el que podréis apagar todas las flechas incendiarias del maligno. Tomad el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Y orad en el Espíritu en todas las ocasiones con toda clase de oraciones y peticiones. Con esto en mente, estén atentos y sigan orando siempre por todo el pueblo del Señor". (Efesios 6:10-18)

Vestirse diariamente con la armadura de Dios puede parecer abstracto. Pero con la oración y la práctica, los cristianos pueden entender mejor y poner en práctica los hábitos de ponerse toda la armadura de Dios.

El Señor sabía que nuestros lomos necesitaban ser envueltos en la verdad. Sin importar la cultura o el tiempo en que vivimos, el Señor ha visto todos los caminos que hemos tomado y cómo nos han herido y descarrilado. Él sabe que necesitamos la verdad.

nuestra identidad es más que nuestra sexualidad, pero ésta es una faceta de nuestras vidas que a menudo consideramos como definitoria. La primera área de la vida en la que el enemigo frecuentemente intenta sacudir es nuestro sentido de identidad. Y las cosas relacionadas con el sexo son una presa fácil para él. Necesitamos libertad con respecto a la sexualidad. Necesitamos la verdad sobre quiénes somos. Y sólo Jesús es la Verdad que nos hace libres.