El pueblo de Israel es testigo de los milagros, grandeza y llamado de Dios desde que abrió el Mar Rojo, para su liberación; en el desierto, y hasta el día de

hoy: para ser una nación santa. La misión está vigente. Aunque haya dificultades, Jehová está con nosotros. La condición para realizar esta encomienda, es vivir y proclamar la Doctrina bíblica, el formato bíblico de Santidad.