El que recibe un Ministerio es una vasija de barro; donde Dios pone un tesoro: su Espíritu Santo. Los Ministerios son capacidades espirituales para enseñar al pueblo, su Palabra. Tenemos este

tesoro en vaso de barro; para que la excelencia, sea sólo de Dios. Él quiere que ese vaso esté lleno de su gloria; para que tengamos algo qué dar. La unción se busca de rodillas, en humildad.