Todo el que escucha esta Palabra con fe, recibe vida de Dios, orientación, consuelo, consejo, ayuda en toda necesidad. Pablo habla de su ministerio, reconociendo que Dios lo ha hecho competente.

Porque para predicar este Evangelio hay que estar preparado y lleno del Espíritu Santo; para no hablar tonterías o chistes. Dios reparte talentos diferentes a cada uno; según su capacidad.