El que es ser realmente miembro del cuerpo de cristo, vive conforme a la Palabra de Dios: en Santidad. No habla malas palabras, no da dinero a usura, no fornica, no

es adúltero. No es suficiente estar en la Iglesia. Un creyente lleno del Espíritu Santo, recibe el poder y la unción; para libertar endemoniados y sanar enfermos. Así, Dios ama, bendice y respalda en todo a sus hijos.