Dios conoce, aborrece y juzga al de boca perversa; que levanta falso testimonio, que declara algo para humillar, arruinar o desprestigiar a personas y hogares. Pero el que atiende el consejo
de Dios y vive en sus caminos: es bienaventurado, dichoso, feliz, bendecido; y sobre todo, adquiere sabiduría e inteligencia. Alcanza la vida eterna, en felicidad: ama el orden, la justicia.
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