Si un creyente está derrumbado, derrotado; es porque no ora, no ayuna, no asiste a la Iglesia. Y si tiene pecados encubiertos, la mano de Dios caerá sobre él, si no

confiesa a tiempo, y se arrepiente; y no habrá medicina que cure su mal. La Iglesia recibe a lesbianas, homosexuales, drogadictos, prostitutas, delincuentes; porque Cristo los ama. Pero todos tienen que nacer de nuevo.