El deseo, el andar, o satisfacer la carne; significa no vivir de acuerdo a la voluntad de Dios: es decir, vivir en el pecado. Por eso, la Biblia afirma que el

ocuparse de la carne, es muerte. El andar en el espíritu, significa estar limpio de pecado; lo cual significa vida y paz. Siempre el ser humano en sí mismo, experimenta una lucha entre estas dos tendencias: carne y espíritu.