Donde le invocan, los que están apartados del pecado y de toda inmundicia; reciben el Espíritu Santo. Cuando se recibe el don del Bautismo en el Espíritu Santo, no se siente

miedo: se siente gozo, una unción, una alegría, una victoria espiritual muy grande: indecible. La vida espiritual, la Palabra de Dios, la oración; mantienen viva la fe y la unción. Es una experiencia personal.