Usted puede sentir un toque real de parte de Dios: en su alma, en su cuerpo, en su espíritu; si dispone su corazón. Debemos anhelar un toque de Dios. Los dones

espirituales son vitales, para una vida triunfante del cristiano y de la Iglesia. Uno de ellos es, hablar en otras lenguas. El que habla en lenguas por el Espíritu Santo, habla directamente a Dios; aunque nadie lo entienda.