Dios reparte, a los creyentes bautizados por el Espíritu Santo, los dones espirituales, que son capacitación, investidura y llenura de un poder sobrenatural; para poder enfrentar al diablo y a los

demonios. Pero es necesario, que los que tienen ese privilegio, se mantengan unidos y unánimes. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, que está bajo la autoridad de Cristo; que es la cabeza.