Cuando la persona se arrepiente de sus pecados se humilla, se consagra a Dios, se santifica y se bautiza en agua: está preparada espiritualmente. Entonces recibe el Bautismo en el Espíritu

Santo, para trabajar en la Obra de Dios: poder sobrenatural, cobertura espiritual o unción; para echar fuera las obras del diablo. También le concede los dones, que son capacidades espirituales.