Si hay disensiones en la iglesia, los creyentes involucrados, deben reconocer su falta, y humillarse ante Dios. Esto indica que no hay falsedad, no hay hipocresia; que hay Sana Doctrina,

pan sin levadura: esto agrada a Dios. Los cristianos se reúnen, dentro o fuera de la iglesia, para recibir la Palabra, aprender a amarse, respetarse y ayudarse: consagrarse más a Dios, en unidad.