La Palabra de Dios establece una enseñanza de igualdad y respeto; sin acepción de personas. Algunos leen filosofías, ideologías, cultos al diablo y los demonios; pero no conocen la Biblia. Los

enemigos de la Biblia viven en maldad, odio, violencia, violación, brujería, hechicería, resentimiento, abortos, en agresión contra sus padres, en cultos satánicos: en rebeldía contra Dios.