La Biblia registra muchos hombres y mujeres, a quienes mataron; por ser cristianos. No los mataron ateos, ni comunistas; fueron los religiosos endemoniados: quienes acarrean maldición en sus vidas. Hasta

hoy, políticos y autoridades, se ponen de acuerdo con religiones diabólicas; para impedir que se predique el evangelio. Pero Dios nos consolará y nos librará de la muerte eterna.