La verdad de Dios resulta dura, aun para los religiosos; porque están corrompidos. El que está en pecado y es sincero: escucha la Palabra y se asombra; pero luego la entiende,

la acepta, la obedece y rompe con todo vicio y pecado. El que peca es del diablo; el que es de Dios vive en Santidad. El mensaje de Dios es para todos: desde gente sencilla, hasta autoridades de todo nivel.