La doctrina cristiana de la resurrección de los muertos, no pertenece a una religión. La enseñó Jesucristo a sus discípulos y a su Apóstoles; y éstos la escribieron por su orden,

bajo la inspiración del Espíritu Santo. El cuerpo que muere, se corrompe. Pero un día, por orden de Dios, los cuerpos resucitarán en incorrupción; para no corromperse, ni morir jamás: hasta la eternidad.