Los ciento veinte, reunidos en el aposento alto, hablaban en lenguas, como el Espíritu Santo les indicaba. Dios sigue derramando de su Espíritu Santo, hasta hoy: Cristo viene al corazón del

creyente que lo recibe. La doctrina fundamental cristiana, es que los muertos en Cristo, resucitarán primero; y los que están vivos, serán transformados, para encontrar a Cristo, en las nubes.