Desde el tiempo de Pablo, se decía que no hay resurrección de muertos; aunque muchos vieron a Cristo resucitado. Actualmente existen religiones y literatura con este contenido: tenemos que ceñirnos a

la Palabra de Dios. Primero, hay que conocer la Biblia. No hay que seguir a los predicadores que no tienen la condición moral ni espiritual, indispensables; sino a la Palabra de Dios.