Pablo era imitador de Cristo, para ejemplo de todo cristiano. Además, elogió a los corintios, por su buen comportamiento y obediencia a sus enseñanzas. Pero les recuerda que Cristo es cabeza

de todo varón, y el varón es cabeza de la mujer. El varón tiene que respetar a la mujer; orar y profetizar, con la cabeza descubierta. Dios no establece la igualdad entre el hombre y la mujer.