Israel fue el único Pueblo que tuvo la Ley, los Mandamientos, los Profetas, los Apóstoles de Dios; y a Jesucristo. Pero Israel no entendió que Él era el Mesías Salvador

y lo mató. Entonces nos injertaron en el tronco del buen Olivo: nos convertimos a Cristo, confesamos su nombre y por gracia somos salvos. Comenzamos a dar buenos frutos, conforme a sus enseñanzas: somos su Iglesia.