Los Siervos de Dios en su ministerio, sufren presiones; como Moisés, Abraham, Elías. Sólo el respaldo de Dios, hace posible asumir y salir victorioso. El pueblo de israel reclamó carne.

Dios se la dio; y la comió con su sangre: conociendo esta prohibición. Cristo enfrentó una batalla frontal con Satanás, al cargar con nuestros pecados en la cruz: victoria eterna para la humanidad.