Dios es infinitamente grande, hizo los cielos y la tierra, real, poderoso para actuar en nuestra vida: puede oirnos y resolver nuestros problemas. Pero hay que clamar con fe, con sinceridad,

con un corazón limpio: con un verdadero arrepentimiento de todo lo malo que hemos hecho. Porque el pecado nos separa de Dios: Él ha prometido que a los íntegros, no les sobrevendrá mal alguno.