Jesús llegó a Getsemaní y dijo a sus discípulos que se sienten, mientras él se iba a orar. Llamó a Pedro, a Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo; les dijo que

su alma estaba muy triste hasta la muerte, en agonía. Que se quedaran cerca de él, velando y orando: clamando con Él, al Padre. La oración en el espíritu, produce aliento. Pero al regresar, por tres veces, los encontró durmiendo.