El Apóstol Pablo, con autoridad, escribió una Carta a los Corintios, que Dios ha preservado hasta hoy; para hablar a las Iglesias cristianas de todos los tiempos y de todo el

mundo. En ella, exhorta a los hermanos, para que después del diezmo y la ofrenda; se separe una ofrenda especial, según Dios les había prosperado. Era una ofrenda para los santos: hombres y mujeres de Dios.