Con diligencia el campesino labra y siembra la tierra. Él sabe que la negligencia es el peor enemigo de la productividad.

Su diligencia se demuestra en la hora temprana de

la mañana, porque desea aprovechar bien el tiempo. Se demuestra también en el lugar donde guarda las herramientas y las semillas. Se ve en su pronto y rápido caminar, y en que jamás dará en su trayectoria un paso que eche a perder la futura cosecha. Mientras camina tiene cuidado de no deslizarse porque quiere llegar a su destino y convertir todas sus fuerzas y energías en lo que es primordial para él y su familia.

Mientras caminaba por las calles de San José, en Costa Rica, en tiempo de invierno, una tarde casi pierdo el equilibrio, ya que algunas aceras en esa ciudad son bien lisas y al humedecerse se convierten en un sendero de alto riesgo para los transeúntes.

Desde ese momento, cada vez que camino en invierno por el centro de San José, camino con mucha atención y cuidado. El libro de Hebreos dice: “Por tanto, es necesario que con más diligen- cia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (2:1).

¿Por qué Pablo comienza con un “Por tanto”? Porque:

1. Dios ha hablado muchas veces (1:1).

2. Dios ha hablado de muchas maneras: por los profetas y, finalmente, por su Hijo (1:2). “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído”.

La Palabra de Dios necesita ser más escuchada por los siervos y ministros, para que no haya un desliz y, al escucharla, puedan levantarse y proceder con diligencia en las transiciones reservadas para los diligentes.

Lo contrario de negligencia es diligencia.

“Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!” Juan 5:39

El Dr. Serafín Contreras Galeano lee en su priopia voz uno de los capítulos de su libro: “Líderes de Papel con Pies de Barro”.

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