Cuando Cristo estuvo en la tierra: predicaba y atendía todas las necesidades de las personas. Pablo se convirtió y predicaba. Porque Dios le dijo: no calles. También habían mujeres, que predicaban

la Palabra. Hoy también el Señor nos dice lo mismo: anuncien el evangelio. Los miembros de la Iglesia que reciben el Espíritu Santo y predican: confirman que su Señor Jesucristo es real.