Cada día los creyentes tienen una batalla espiritual contra fuerzas de las tinieblas: una lucha entre el bien y el mal. Detrás de estas batallas internas y externas, está el poder

maligno de Satanás; que quiere que se viva, sin someterse a la Palabra de Dios. Hay dos voces: la del diablo para hacer lo malo y la del Espíritu Santo, para hacer lo bueno y ser santos: hay que elegir.