No hay ninguna confusión. La ley de Moisés terminó con Cristo en la cruz del Calvario. Ahora los cristianos vivimos por la fe en Cristo, obedeciendo su Palabra; sin rigor

ni esclavitud. Así se inicia la dispensación de la gracia, del perdón: por confesar con nuestros labios que Jesús es el Hijo de Dios, y murió en la cruz para salvarnos de nuestros pecados. Desechemos las fábulas.