Algunos de la secta de los fariseos que habían creído en Cristo, plantearon la necesidad de la circuncisión a los gentiles. Pablo enseña que no se les inquiete; mas bien,

que se aparten de la contaminación de los ídolos, la fornicación y de comer animales ahogados. Destacando la ley de Cristo, respaldada por las Cartas de los Santos Apóstoles, que recibieron de Cristo su Palabra.