Una de las formas más claras y evidentes, de que somos cristianos es por el uso correcto que le damos a nuestra lengua, el cómo hablamos a los demás, y

de los demás. Nuestro lenguaje nos identifica, como cristianos, o como hijos del diablo. Nuestras conversaciones, nos identifican ante el mundo: familia, amigos, compañeros de trabajo o de estudio: en cualquier lugar que estemos.